Comprensión de las teorías psicosociales sobre la moral.


En psicología el panorama de estudio sobre el desarrollo moral ha sido bastante fértil y existen varias corrientes y diversos intereses relacionados con lo moral. Muchas aproximaciones se han propuesto indagar la constitución del sujeto moral, sin embargo, como afirma Sánchez (2000, p. 100) un asunto tan complejo como éste “no puede ser abordado a la luz de una sola teorización, pues diversas elaboraciones intentan aprehender diferentes aspectos de este proceso.” Es por esta razón que es preciso mostrar cómo, dentro de la psicología del desarrollo moral, se dan debates que involucran diferencias tanto filosóficas, que se preguntan acerca de qué se va entender por el mundo, la realidad y el hombre, específicamente como ser moral; epistemológicas, acerca de cómo es posible acceder al conocimiento del mundo y concretamente de la realidad moral; y meta éticas, basadas en el análisis filosófico sobre términos morales como lo bueno, lo malo, lo justo, lo injusto, lo correcto o lo incorrecto, lo universal o lo contextual (Frankena, 1973). En un trabajo de grado con abordaje teórico como el que se plantea se van a revisar estos presupuestos, se van a confrontar y a detallar en profundidad y de manera crítica intentando proporcionar horizontes de sentido y heurísticos que permitan consolidar una posición propia respecto a este campo del saber y del conocimiento del ser humano (Ary, Jacobs y Razavieh, 1982; Sabino, 1992).

Es dentro de la filosofía que se hace la distinción entre moral y ética, pues es necesario tener dos expresiones distintas para designar dos tipos de conocimiento: por una parte, uno que forma parte de la vida cotidiana, que viene a ser la moral y, por otro lado, uno que reflexiona sobre filosóficamente sobre este saber moral, que es la ética. Nos aclara Cortina (1997, p. 116-117): La ética es entonces filosofía moral, es decir, aquella parte de la filosofía que reflexiona sobre el hecho innegable de que exista una dimensión en los hombres llamada “moral” la ética tiene por objeto el fenómeno de la moralidad, e intenta desentrañar en qué consiste y si hay razones para que exista: le preocupan, pues su conceptualización y fundamentación. Ahora bien, filosófica y psicológicamente hay implicaciones diferentes a la hora de optar por un supuesto universalista (al estilo Piaget y Kohlberg) o por un supuesto relativista (como el que sostiene el conductismo). Mientras que aquel supone la existencia de prescripciones universales, según las cuales es posible conocer lo justo de manera objetiva, de tal manera que al hacer juicios morales se pueden hacer juicios universalizables independientes del contexto o circunstancia, el relativismo afirma que no es posible aceptar la validez de un código moral que pretenda validez universal, puesto que la verdad y la justificabilidad moral son contingentes tanto cultural como históricamente (Chiesa, 2003). No es lo mismo si se concibe que los juicios morales sean descriptivos, esto es, referidos a hechos (conductismo) o que sean prescriptivos (como en Kohlberg), es decir, que obligan o mandan a realizar cierta acción. Las teorías o aproximaciones al desarrollo moral también difieren en su rango, pueden tener un énfasis molar, si tienden a confrontar y explicar datos a un alto nivel de complejidad, esforzándose por ser más integrativas, o molecular, si pretenden analizar sólo rangos estrechos del comportamiento en orden a ser más precisos. También pueden existir acentos diferentes: ciertas teorías se inclinan por el cognitivismo, otras defienden el emotivismo o los sentimientos, algunas otras la influencia que los estímulos y el aprendizaje social pueden tener en el desarrollo moral. 

 Ahora bien, de otra parte, los enfoques cognitivos entienden la moralidad como la construcción de principios morales autónomos en los individuos. El desarrollo es entendido, desde esta perspectiva, como el producto de la interacción entre estructuras individuales y el medio ambiente. Dentro de este marco, estructuralista y cognitivo evolutivo, se pueden entender las teorías tanto de Piaget (1932/1983) como de Lawrence Kohlberg (1992). La investigación de Jean Piaget (1932/1983) buscó superar las deficiencias del sociologismo de Durkheim (1922/1972) y el psicologismo de Baldwin (citado por Piaget, 1932/1983), así como complementar los hallazgos de Bover (1912, citado por Piaget, 1932/1983) en relación al respeto como origen del acatamiento de la ley. El propósito del estudio piagetiano fue la génesis del juicio moral, el cual estudió a partir de la observación del juego infantil. Su trabajo buscó conocer cómo llega la conciencia del individuo al respecto de las reglas, teniendo como presupuesto que la moral, según Piaget (1932/1983) es “un sistema de reglas y la esencia de cualquier moralidad hay que buscarla en el respeto que el individuo adquiere hacia estas reglas” (p. 9). A partir de allí Piaget (1932/1983) identificó dos tipos de relaciones sociales: la obligación y la cooperación. Estos estudios lo condujeron a postular la existencia de dos tipos de morales: la heterónoma y la autónoma. La moralidad aparece, en la obra piagetiana, como un asunto de justicia, pues radica en el respecto hacia la norma y hacia las personas. Lo realmente innovador en la obra piagetiana sobre la moral fue el método clínico que combinó la observación, las entrevistas y el análisis interpretativo, así como la relación que mostraba entre el razonamiento lógico y el desarrollo moral (Kay, 1970; Flavell, 1982; Hersch, Reimer y Paolitto, 1984).  


Niveles del Desarrollo Moral

Los niveles de desarrollo moral representan perspectivas distintas que la persona puede adoptar en relación a las normas morales de ·la sociedad, por lo que constituyen "tres tipos diferentes de relación entre el sujeto, las normas y las expectativas de la sociedad.

Desarrollo Moral

(Vandenplas-Holper, 1982). Además de esta "perspectiva social") cada nivel y cada estadio se definen por un conjunto de valores (lo que se considera lo correcto o lo justo) y un conjunto de razones para apoyar lo correcto. En el nivel preconvencional se enfocan los problemas morales desde la perspectiva de los intereses concretos de los individuos implicados, y de las consecuencias concretas con que se enfrentaron los individuos al decidir sobre una acción particular. Las normas y las expectativas de la sociedad son algo externo al sujeto, y el punto de partida del juicio moral son las necesidades del yo. Este nivel caracteriza el razonamiento moral de los niños, de algunos adolescentes y aún de algunos adultos. En el nivel convencional se enfocan los problemas morales desde la perspectiva de un miembro de la sociedad, tomando en consideración lo que el grupo o la sociedad espera del individuo como miembro u ocupante de un rol. El sujeto se identifica con la sociedad y el punto de partida del juicio moral son las reglas del grupo. Este nivel normalmente surge en la adolescencia y permanece dominante en el razonamiento de la mayoría de los adultos en diversas sociedades. En el nivel postconvencional o de principios se enfocan los problemas morales desde una perspectiva superior o anterior a la sociedad. El sujeto se distancia de las normas y expectativas ajenas y define valores y principios morales que tienen validez y aplicación más allá de la autoridad de personas, grupos o de la sociedad en general, y más allá de la identificación del individuo con tales personas o grupos. El punto de partida del juicio moral san aquellos principios que deben fundamentar las reglas sociales. Este nivel, el más difícil de encontrar, puede surgir durante la adolescencia o el comienzo de la adultez, y caracteriza el razonamiento de sólo una minoría de adultos. 


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